Te conocí casi por casualidad, obsesiva de mi de estar siempre en el mismo lugar. Copada la onda juntas… noches enteras hablando… contenta de haberte encontrado. Si bien me ayudaste en muchas cuestiones, yo trate de hacer lo mismo con vos… y claramente no pude.
Son ciclos, periodos, olas, bumerang… o algo por el estilo lo que nos alejaron. Te busqué pero no estabas en fecha de atención al público. Asique me enoje, y una y otra vez paso lo mismo.
Te perdoné (si había algo para perdonar) y seguimos con la “amistad”, lo intentamos, pusimos un proyecto que por huevonas no seguimos. Y otra vez apretaste el botón “irse de meli” …
Trato de aprender como manejarlo y la mejor solución que por ahora encuentro es esta: no puedo interpretar la definición de amistad con vos.. las relaciones se manejan de a dos, no de a uno, asique no puedo. No me quiero poner en posición de “amiga reclamadora” cada vez que volves (porque asi estaría enojandome y desperdiciando un tiempo en el que podemos estar bien). Los amigos estan siempre, en las buenas y en las malas. Y en nuestra amistad desaparecemos tanto en las buenas como en las malas.
No puedo. A partir de ahora te volves a convertir en conocida, una persona a la que le tengo aprecio. Pero no voy a preocuparme cada vez que vas o volves. No puedo.
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